miércoles, 20 de marzo de 2013

75 años de los bombardeos de Barcelona por la aviación fascista italiana


Durante los días 16, 17 y 18 de marzo de 1938 Barcelona fue intensamente bombardeada por la aviación fascista italiana a las órdenes del general Franco desde sus bases en Mallorca. Nunca antes una ciudad de más de un millón de habitantes había sufrido semejante ataque, que en conjunto produjo el mayor número de víctimas civiles provocado por la aviación antes de la Segunda Guerra Mundial.
 
Durante los ataques, todos dirigidos contra la población civil y en su gran mayoría contra los barrios populares, hubo más de mil muertos, cientos de heridos y decenas de edificios destruidos.
 
Una de las oleadas dejó caer bombas sobre las vías del centro de la ciudad, acertando a un camión militar cargado de explosivos que estaba parado en el cruce de Paseo de Gràcia con Gran Via, frente al cine Coliseum, una de las zonas más transitadas de la ciudad. La explosión del camión produjo decenas de muertos.   
 
Aunque se ha pretendido exculpar a Franco como máximo responsable de esta campaña criminal pretendiendo que fue Mussolini quien ordenó directamente los bombardeos, esta es una patraña que no se sostiene por parte alguna.
 
En primer lugar ninguna acción de envergadura de las tropas mercenarias italianas, alemanas y marroquíes se llevó jamás a cabo en toda la guerra sin conocimiento, autorización y en la mayoría de casos impulso del Cuartel General de Franco, y por tanto del propio general Franco.

Pero es que además los bombardeos de Barcelona se inscriben en la guerra psicológica desatada por los franquistas como parte de la ofensiva de Aragón, desencadenada precisamente en esas fechas, cuyo objetivo era llevar el Ejército de Franco hasta el Mediterráneo, como así sucedió pocos meses después. Se trataba pues de aterrorizar y paralizar a la retaguardia republicana, como meses antes ya se hizo bombardeando sin piedad los pueblos de retaguardia en el propio frente de Aragón, caso entre otros de la pequeña villa de Lanaja (Huesca), que el 11 de diciembre de 1937 sufrió un brutal bombardeo de la Legión Cóndor nazi contra su casco urbano que sin embargo dejó intactas instalaciones militares republicanas próximas. Incluso desde el punto de vista técnico militar carece por completo de sentido el afirmar que alemanes e italianos se dedicaron a bombardear a su aire cada uno por su lado sin que hubiera planes de acción que respondieran a las estrategias globales en marcha.
 
Como anécdota, cabe referir que los católicos aviadores italianos se divertían a su llegada a Barcelona ametrallando el ángel que corona una de las torres de la catedral, que entonces señalaba el punto más alto de la ciudad, según se comprobó hace pocos años al descender la figura para restaurarla.

Los bombardeos de marzo no fueron ni los primeros ni los únicos que sufrió Barcelona. Dos meses antes, el 30 de enero de 1938, otro bombardeo italiano arrasó el Barrio Gótico, destruyendo la mayor parte de los edificios alrededor de la plaza de San Felipe Neri y matando a familias enteras. La iglesia de ese nombre había sido convertida en centro de acogida para niños refugiados: 42 de ellos murieron al colarse una bomba por el tragaluz de la cripta donde se habían protegido las criaturas y sus monitores. La fachada todavía presenta los impactos de metralla, que durante décadas la historia oficial franquista atribuía a fusilamientos de curas que jamás se produjeron ahí, añadiendo la calumnia y la mentira al crimen cometido. Afortunadamente la acción criminal de la aviación fascista y sus consecuencias en San Felipe Neri están perfectamente documentadas y avaladas por testigos directos, entre ellos un sacerdote jubilado aún vivo que en 1938 era un ex seminarista movilizado y trabajaba como monitor de los niños acogidos en ese edificio.
 
El fascismo mata siempre dos veces: primero físicamente, después mintiendo sobre sus víctimas.

En 2012, un grupo de italianos residentes en Barcelona puso en marcha una acción penal contra sus compatriotas responsables de los bombardeos de marzo de 1938. La acción sigue adelante, y en Italia está removiendo muchas cosas enterradas y ha generado un debate público importante. En España por el contrario no solo la pretenden acallar los franquistas de siempre, sino que ciertos "progresistas" españoles reprochan "a los catalanes" una iniciativa que consideran insolidaria (???) con el resto de poblaciones bombardeadas, olvidando que se trata de una acción impulsada por un colectivo de extranjeros residentes que quiere establecer responsabilidades de connacionales, y que en todo caso, ni los barceloneses ni nadie tenemos que pedir permiso para reivindicar la memoria de hechos así ni desde luego esperar a que otros tengan a bien iniciar acciones similares. Tener que explicar estas cosas daría risa sino produjera indignación, dada la gravedad del asunto del que se habla.
 
En la imagen que ilustra el post, emplazamiento de una pieza de artillería de la batería antiaérea situada en el Turó de la Rovira, de Barcelona. Obsérvese como el cañón se dirigía hacia el mar (a la derecha, la Torre Agbar), por donde venían desde Mallorca los aviones de bombardeo italianos, que una vez sobre la ciudad se guiaban siguiendo el trazado de las calles de la cuadrícula del Eixample en sentido mar-montaña (fotografía del autor).
 

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